En 2017 la renuncia a herencias alcanzó su récord histórico en Euskadi. 1.821 personas desistieron de recibirla. El año pasado la cifra bajó testimonialmente, 17 casos menos, lo que constata que el problema de fondo sigue siendo el mismo. A veces ser heredero no es sinónimo de que te toque la lotería. Algunos testamentos están 'envenenados'. Incluyen deudas contraídas por el finado o hipotecas a las que todavía les quedan muchos recibos por pagar. Tantas que lo que toca a descontar puede superar incluso a lo que se esperaba recibir, con lo que al final no sale a cuenta hacerse propietario de ese legado ruinoso. Y eso que desde octubre de 2015 la nueva Ley de Derecho Civil Vasco exime al beneficiario de tener que cubrir con el patrimonio propio los agujeros dejados por su antecesor. Porque antes el riesgo era todavía mayor.

Artículo de El Correo de José Domínguez.