En la iglesia, en el ayuntamiento, en el juzgado y también en la notaría. Desde hace cuatro años es posible casarse y divorciarse ante un notario y esa ha sido, precisamente, la elección que han hecho más de 2.000 parejas vascas.
El pasado julio se cumplieron cuatro años de la entrada en vigor de la Ley de Jurisdicción Voluntaria, una norma que amplió las competencias de los notarios al permitir la desjudicialización de muchos casos que no estaban sometidos a litigio, es decir, expedientes que llegaban a los juzgados pero en los que no había partes enfrentadas ni existía conflicto, y solo requerían que se autentificara un hecho o se autorizara un acto. Entre estos casos -expedientes, según la terminología jurídica- figuran los matrimonios, las separaciones y divorcios de mutuo acuerdo, siempre que no haya hijos menores;algunas declaraciones de herederos o la consignación de deudas.
Artículo de
Beatriz Sotillo que pueden leer en su totalidad en la web de
Deia.